La organización delictiva, fundada por «El Mayo» y «El Chapo» en los años 80, no tiene un líder único y se divide actualmente en cuatro facciones enfrentadas, a pesar de los intentos de «El Mayo» por mantenerla cohesiva tras la captura y extradición de Guzmán Loera a Estados Unidos.
Agencia Reforma
Para la DEA, el CDS es una organización flexible con una estructura fraccionada de cuatro líderes. La detención de Ismael «El Mayo» Zambada y de Joaquín Guzmán López, hijo de «El Chapo» Guzmán Loera, provocará un inminente reordenamiento del Cártel de Sinaloa (CDS) y sus diferentes facciones.De acuerdo con distintos reportes, el Cártel se divide actualmente en cuatro facciones: «Los Chapitos», los hijos de «El Chapo»; el grupo de «El Mayo» Zambada; el bando de Aureliano «El Guano» Guzmán Loera, hermano de «El Chapo»; y el de Rafael Caro Quintero.
Para la DEA, el Cártel de Sinaloa se convirtió en una organización flexible tras el arresto y condena de «El Chapo» Guzmán Loera, mantenida por asociaciones, relaciones familiares y amistades. En su último informe anual, señala que la organización opera como una red de narcotraficantes entrelazados a través de asociaciones comerciales, matrimonios y amistades de larga data. Los líderes actuales incluyen a Ismael «El Mayo» Zambada García; Aurelio «El Guano» Guzmán Loera; Rafael Caro Quintero y los cuatro hijos de «El Chapo», conocidos como «Los Chapitos».
La DEA destaca que el CDS y el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) son las principales organizaciones criminales en México, con presencia en todo Estados Unidos y responsables de la actual crisis de drogas en ese país. Controlan casi todas las drogas ilícitas que cruzan la frontera, especialmente fentanilo y metanfetamina.
Pugnas internas
El Cártel de Sinaloa, actualmente, no tiene un solo líder. La organización cubre cuatro facciones criminales separadas pero que cooperan entre sí. La estructura fraccionada permite compartir rutas de contrabando, contactos corruptos, acceso a proveedores de sustancias químicas ilícitas y redes de lavado de dinero, aunque no comparten ganancias. Sin embargo, las luchas internas y alianzas fluctuantes ponen en duda la viabilidad de este «modelo paraguas».
El 26 de marzo, tras el plagio de 66 personas y enfrentamientos en Culiacán, los hijos de «El Chapo» aseguraron que no hay una guerra interna en Sinaloa, advirtiendo contra el robo, secuestro, extorsión y cobro de piso.
Mando atomizado
«Los Chapitos», Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Alfredo Guzmán Salazar, Ovidio Guzmán López y Joaquín Guzmán López, dirigen una de las facciones. Joaquín Guzmán López fue detenido el 25 de julio junto con «El Mayo» Zambada. «Los Chapitos» están en una batalla interna contra Ismael Zambada García, quien ha codirigido el Cártel desde los años 70 y es considerado una figura central del narcotráfico.
Otra facción es liderada por «El Mayo» Zambada, un capo de 76 años que nunca había sido detenido y es una figura central desde los años 80. Su estado de salud deja en duda el liderazgo de su facción. Aureliano Guzmán Loera, «El Guano», hermano de «El Chapo», lidera otra facción y está prófugo, buscado por el Gobierno de Estados Unidos, que ofreció hasta 5 millones de dólares por información que lleve a su captura.
El histórico capo Rafael Caro Quintero, «el narco de narcos», lidera otra facción a pesar de ser recapturado en 2022.
Fundador del Cártel de Guadalajara, fue uno de los responsables del asesinato del agente de la DEA, Enrique Camarena, en 1985. Desde su detención en 2022, «Los Chapitos» han luchado contra su organización, el Cártel de Caborca, por el control de la región del desierto de Sonora.
Control territorial
El Cártel de Sinaloa y el CJNG controlan el flujo de casi todas las drogas ilícitas hacia Estados Unidos, con predominio en el comercio de drogas sintéticas. Operan sitios clandestinos de producción y rutas de transporte en México, manejan corredores de contrabando y redes de distribución en ciudades estadounidenses.
La DEA destaca que el CDS es uno de los cárteles más violentos y prolíficos, controlando el contrabando de fentanilo y otras drogas ilícitas a Estados Unidos diariamente. Utilizan el miedo, las amenazas y la violencia para mantener el control, incluso matando a sus propios miembros por deslealtad.