En los últimos años, la escasez de conductores de camiones comerciales ha ido creciendo en todo el mundo: Estados Unidos, Reino Unido y España son algunos ejemplos. En Japón, que lleva más de un lustro buscando la mejor solución tanto a su falta de trabajadores en el sector como a la congestión de sus carreteras, el problema empieza a ser preocupante.
Para resolverlo, el Gobierno nipón apuesta por una solución tan desconcertante como costosa y complicada de ejecutar: una cinta transportadora automatizada de casi 500 km de largo que distribuirá las entregas en las grandes ciudades.
Una solución desesperada para eliminar dos graves problemas en Japón
Según el Ejecutivo japonés, esta “red de carreteras logísticas” automatizadas, bautizada como «AutoFlow-Road», transportaría mercancías utilizando tanto vías específicas en la superficie (posiblemente ubicadas en medianas y arcenes) como parte de la infraestructura de túneles existente, para minimizar el impacto.
Como parte de su proyecto, el Ministerio de Territorio, Infraestructuras, Transporte y Turismo de Japón ha anunciado que pretende modelar las vías de carga sobre el suelo de la AutoFlow-Road basándose en los sistemas de cintas transportadoras de gran capacidad que se utilizan actualmente en la industria minera. Ejemplos de estas cintas incluyen una de 23 km en la prefectura de Kōchi y otra de 100 km desde las minas de fosfatos de Bu Craa hasta la costa sur de El Aaiún (Sáhara Occidental), la más larga del mundo.
Se espera que cada palé de la cinta transportadora pueda contener hasta una tonelada de carga en paquetes pequeños. Así, en un ciclo de 24 horas, el ministerio calcula que la “AutoFlow-Road” pueda entregar la misma carga que 25.000 conductores, sin necesidad de intervención humana.
Según el Ministro Tetsuo Saito, el sistema “no solo resolverá la crisis logística, sino que también contribuirá a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Nos gustaría avanzar rápidamente en las conversaciones al respecto”. Asimismo, el Ministerio ha hecho un llamado a las empresas privadas para financiar el proyecto.
Por el momento, no hay calendario ni presupuesto oficial para este megaproyecto. Sin embargo, según The Japan News, el borrador del proyecto revela planes para completar un enlace inicial entre Tokio y Osaka para 2034.
El periódico local también señala que “el coste será un reto importante”, con estimaciones que oscilan entre 7.000 y 80.000 millones de yenes por cada 10 km (aproximadamente entre 39,56 y 457,24 millones de euros al cambio). Una auténtica barbaridad.
Además, la logística tampoco será fácil. La infraestructura existente podría proporcionar carriles o túneles planos, y los palés podrían ser desplazados por carros o trenes eléctricos automatizados. Pero para exprimir cada espacio libre entre las carreteras y sus alrededores con este proyecto, las cintas transportadoras probablemente tengan que hacer curvas mucho más cerradas que los ferrocarriles, lo que requerirá trenes específicos.
Según un estudio del Instituto de Investigación Nomura, se prevé que el número de conductores de mercancías de larga distancia en Japón caiga un 36 % en los próximos seis años. El impacto de la escasez de conductores será más grave en las zonas rurales, por lo que se estima que, de cara a 2030, “casi un tercio de todos los paquetes no se entregarán si no hay suficientes conductores”.
Los conocidos problemas de colapso poblacional en Japón presagian severos problemas laborales en los próximos años. Uno de los problemas específicos que este proyecto pretende mitigar es el continuo aumento de las compras en línea, con una previsión de disminución en el número de conductores de reparto que puedan mover esas mercancías.
Además, la ambiciosa «AutoFlow-Road» también busca contribuir a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.