Explosión y Fuego en Eco 2000: Vecinos en Alerta y Acción
Una leve explosión fue la primera advertencia. Segundos después, otro estruendo sacudió el fraccionamiento Eco 2000. Los vecinos, inicialmente pensando en disparos, permanecieron dentro de sus hogares, especialmente tras el reciente secuestro de una mujer en la zona. Sin embargo, el olor a humo comenzó a invadir las casas.
Los gritos de alerta resonaron en la calle Cebra. Enormes llamaradas consumían llantas y basura acumuladas en un terreno de la calle Estrella Capella, contigua a la calle Cebra. “¡Fuego, fuego, salgan de sus casas!”, advertían los vecinos.
Momentos de miedo y desesperación se apoderaron del lugar. El número de emergencias 911 no respondía, y los residentes veían cómo el fuego se intensificaba sin poder contactar a los bomberos.
En medio del caos, emergió la solidaridad. Los hombres recomendaron cerrar las líneas de gas natural de las casas cercanas al siniestro. Alguien sacó unas pinzas y se dirigió a los medidores, mientras otros ayudaban a suspender la energía eléctrica y retiraban los vehículos estacionados. En cuestión de minutos, las casas fueron evacuadas. Niñas, niños, adolescentes, adultos mayores y mascotas quedaron fuera de la línea de riesgo.
Todos observaban cómo las llamas crecían sin que los bomberos llegaran. La enorme columna de humo era visible desde diferentes puntos de la ciudad. Con mangueras en mano, algunos vecinos treparon al techo de una casa para tratar de sofocar el fuego o evitar que alcanzara otras viviendas.
Muchos minutos después, los bomberos llegaron a combatir el siniestro, pero pronto se quedaron sin agua. Varias pipas fueron requeridas para controlar el fuego, que afectó al menos dos propiedades. Casi a las seis de la mañana, los bomberos seguían trabajando en la propiedad donde inició la conflagración, un lugar denunciado en varias ocasiones por los neumáticos acumulados.
El siniestro también expuso las deficiencias del H. Departamento de Bomberos, quienes carecían de lámparas y guantes, poniéndose en peligro al ingresar a áreas oscuras con materiales peligrosos. Los vecinos, convertidos en improvisados bomberos, usaban sus celulares desde los techos para alumbrar a los profesionales que caminaban entre los escombros.
Poco a poco, los colonos regresaron a sus hogares. Si bien el fuego los mantuvo en vela, la experiencia vivida parece que permitirá mejorar las relaciones vecinales. Ojalá.