En el complejo paisaje de la polÃtica mexicana, la contienda por el poder ha sido marcada por diversos desafÃos, pero quizás ninguno tan impactante como la lucha contra la violencia y el crimen. Una forma de entender esta batalla es a través de los números de homicidios, que han sido tanto reflejo como catalizador de los perÃodos presidenciales en México.
En el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), los registros oficiales muestran un total de 66,305 mil homicidios, estableciendo un punto de referencia en esta «Guerra de Números». Le siguió Ernesto Zedillo Ponce de León (1994-2000), cuyo mandato observó un aumento a 71,196 mil casos. Esta escalada continuó con Vicente Fox Quesada (2000-2006), aunque con un descenso relativo a 53,275 mil.
Sin embargo, fue durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) que la confrontación contra el crimen alcanzó nuevos niveles, con un pico de 102,813 mil homicidios, provocando un cambio drástico en la percepción y enfoque de la seguridad nacional. Enrique Peña Nieto (2012-2018) heredó este desafÃo y, a pesar de esfuerzos por contener la violencia, los registros mostraron un aumento significativo a 130,626 mil casos.
Llegamos asà al presente, bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, cuyo gobierno ha enfrentado una realidad aún más desafiante, con un registro notablemente alto de 186,289 mil homicidios. Este dato, aunque puede generar controversia y crÃticas, subraya la magnitud del desafÃo al que se enfrenta la nación y la urgencia de encontrar soluciones efectivas.
En esta «Guerra de Números», cada cifra cuenta una historia propia, reflejando no solo la eficacia de las polÃticas de seguridad, sino también la complejidad de los factores sociales, económicos y polÃticos que influyen en el panorama del crimen en México. Ante este escenario, el desafÃo para las futuras administraciones será encontrar un equilibrio entre la fuerza del Estado y la construcción de una sociedad más segura y justa.