Fragmentación de Cárteles y el Tráfico de Migrantes
La reciente desarticulación de una banda de presuntos secuestradores por la Fiscalía Especializada en Operaciones Estratégicas (FEOE) ha puesto de manifiesto el creciente desentendimiento entre pequeños grupos y los cárteles mayores en la ciudad, dedicados al tráfico y secuestro de migrantes.
Personal de la Fiscalía, bajo anonimato, reveló que una camioneta tipo van color rojo permitió conectar al menos tres investigaciones. Este vehículo se utilizaba para secuestrar a las víctimas y luego distribuirlas en diversas casas de seguridad, custodiadas por jóvenes de entre 18 y 20 años, atraídos por promesas de dinero y armas.
Las estructuras de estos grupos delictivos se vuelven cada vez más evidentes para la representación social especializada, mostrando que la división de tareas en un secuestro permite que los operadores de piso y vigilantes no conozcan a los “patrones” o responsables del dinero. Como resultado, los cuidadores son los primeros en caer ante la ley, mientras que quienes cobran el rescate permanecen en el anonimato.
El 5 de junio de este año, dos hombres de Guatemala, uno adulto y su sobrino de 17 años con discapacidad, llegaron a Turismos Doña Aurelia para tomar un autobús hacia Torreón, Coahuila. Mientras esperaban, fueron secuestrados por Jesús Arturo V. G. en una van roja y llevados a una casa en la colonia Roma. Tras pagar un rescate de nueve mil dólares, fueron liberados y enviados al sur del país. Posteriormente, denunciaron el secuestro a la Fiscalía.
El 6 de junio, dos reportes ciudadanos ubicaron en la colonia Roma dos casas de seguridad donde siete víctimas eran retenidas por Jaziel G., Jeremías M., Alexis Alejandro A., y Edwin Daniel S. R. Las víctimas relataron que fueron secuestradas en el aeropuerto, paradas de autobús y tiendas de conveniencia por un hombre y una mujer en una van roja, tras contactar a traficantes de personas que supuestamente les ayudarían a cruzar a Estados Unidos. En cambio, fueron secuestradas.
Para la FEOE, estos delitos se realizan con una división funcional del hecho, donde cada participante tiene una tarea específica. Presuntamente, los cuatro cuidadores también hacían las llamadas para pedir rescate, recibiendo entre 140 mil y 300 mil pesos por víctima. Con la llegada de migrantes de Centro y Sudamérica, El Caribe y otros estados de México a Juárez, el secuestro se ha convertido en la actividad principal de los cárteles en esta frontera, señaló César Jáuregui, fiscal general.
Sin embargo, la FEOE ha observado la formación de bandas de secuestradores que se independizan de los grandes cárteles como el de Sinaloa o Juárez. Estos grupos no son del todo improvisados. Jesús Arturo V. G. está vinculado a “Fat Flow”, Omar M. P., un rapero procesado por secuestro y miembro de “La Empresa”, un grupo criminal de gran presencia en el estado.
A pesar de la independencia de estos grupos, la severidad de sus castigos a las víctimas es similar. Historias de golpes, amenazas con armas, y otras agresiones son comunes. El dinero de los rescates, sin embargo, es recolectado por otros y recibido por los “patrones”, quienes solo aparecen cuando falta el pago, según personal de la Fiscalía entrevistado.