En medio de los desafíos externos y locales, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), inicialmente forjado por los presidentes Carlos Salinas y George Bush, ha sido fundamental para sostener la economía mexicana. Más tarde transformado en T-MEC bajo la administración de Donald Trump, este acuerdo enfrentará una revisión integral dirigida por la presidenta Claudia Sheinbaum y el próximo líder estadounidense tras las elecciones de noviembre.
La cláusula de revisión del T-MEC, que obliga a los tres socios a decidir su continuidad para julio de 2026, ya genera incertidumbre. Esto podría afectar profundamente la estabilidad económica de América del Norte, preocupando a empresarios y gobiernos por igual.
Las próximas negociaciones serán cruciales. En una audiencia reciente en Washington, se destacó la necesidad de que México abra su política energética y aborde la cuestión de los cárteles para optimizar el nearshoring. Además, se enfatizó la importancia de reformas judiciales transparentes para preservar las inversiones bajo el T-MEC.
El próximo secretario de Economía de México, Marcelo Ebrard, reconoce que la revisión del acuerdo será uno de los mayores desafíos del próximo gobierno mexicano, especialmente en un contexto global marcado por tendencias proteccionistas.
La historia del TLCAN y sus implicaciones actuales revelan un escenario complejo, donde los intereses comerciales y políticos cruzados entre Estados Unidos y México marcarán el rumbo de futuras negociaciones, independientemente del resultado electoral en Estados Unidos.
