Según las autoridades, los oficiales habrían confundido a un grupo de migrantes con integrantes de una organización criminal. La noche del martes, al menos seis migrantes fueron abatidos en el sur de México cuando militares dispararon contra el vehículo en el que viajaban. Este incidente subraya dos preocupaciones cruciales: el creciente poder de las fuerzas armadas mexicanas, que operan con escasa supervisión, y los peligros constantes que enfrentan los migrantes en su travesía por el país.
El miércoles, la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) informó que los militares realizaban un «reconocimiento terrestre» en el estado de Chiapas cuando detectaron una camioneta viajando a gran velocidad. El conductor intentó evadir a los soldados, y detrás de la camioneta había dos vehículos que, según los militares, se parecían a los que utilizan grupos criminales en la región. Sedena afirmó que los soldados escucharon detonaciones, lo que llevó a dos de ellos a disparar contra uno de los vehículos. En este viajaban 33 migrantes de diversas nacionalidades. Cuatro murieron en el lugar y dos más en un hospital, además de 10 heridos. El resto de los pasajeros fueron entregados a las autoridades migratorias. No se mencionó si los migrantes iban armados.
Las autoridades no revelaron de inmediato la identidad de las víctimas, pero un grupo defensor de los derechos de los migrantes informó que entre los muertos había cuatro hombres, una mujer y una niña. Las víctimas procedían de Nepal, India, Egipto, Arabia Saudita, Pakistán y Cuba.
Este colectivo también señaló que estos hechos no son aislados, sino una consecuencia directa de la militarización utilizada para frenar los flujos migratorios, enfocándose más en la persecución que en la protección de los migrantes.
La ruta de Chiapas, que colinda con Guatemala y ha sido escenario de violencia entre grupos criminales, es una de las más transitadas por migrantes que buscan llegar a Estados Unidos. Entre enero y julio, las autoridades mexicanas detuvieron a 285,157 migrantes en Chiapas, cifra solo superada por el vecino estado de Tabasco. Cada vez son más los migrantes de Asia y África que utilizan rutas por Centroamérica y Sudamérica para llegar al norte.
Stephanie Brewer, directora para México de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, explicó que las políticas migratorias estadounidenses, al saturar el sistema de asilo, obligan a los migrantes a buscar rutas más peligrosas. En su trayecto, son víctimas de extorsión, violencia, secuestro y otros riesgos.
Los asesinatos en Chiapas ocurrieron justo después de que Claudia Sheinbaum asumiera la presidencia de México, la primera mujer en ocupar el cargo. Durante su discurso en la Ciudad de México, Sheinbaum defendió la militarización impulsada por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, rechazando las críticas y afirmando que en México «no hay violaciones a los derechos humanos», sino «más democracia y libertades».
Sin embargo, durante el gobierno de López Obrador, se han documentado varios casos de ejecuciones extrajudiciales cometidas por las fuerzas armadas. En febrero de 2023, soldados mexicanos tirotearon a un grupo de amigos en Nuevo Laredo, matando a cinco de ellos, incluido un ciudadano estadounidense.
Jacques Coste, historiador especializado en derechos humanos y militarización, señaló la «discordancia total» entre el discurso oficial y la realidad. Advirtió que hechos similares seguirán ocurriendo y serán minimizados durante la actual administración.
Recientemente, el Congreso aprobó una enmienda constitucional para poner a la Guardia Nacional bajo control militar, una medida que ha alarmado a expertos, quienes temen un aumento en los abusos y la dificultad de investigarlos debido a la falta de transparencia en las fuerzas armadas.
Tras el tiroteo en Chiapas, Sedena informó que los soldados involucrados fueron apartados de sus funciones y que el caso será investigado tanto por el ejército como por la Fiscalía General de la República. Sin embargo, Catalina Pérez Correa, experta en temas militares, señaló que estas investigaciones suelen ser superficiales y que, sin una supervisión independiente, no habrá rendición de cuentas ni claridad sobre lo ocurrido.