Tiros, caos y miedo: la violencia golpea las escuelas de Culiacán
La mañana del martes 24 de septiembre se vivieron momentos de pánico en Culiacán, cuando una balacera desatada en la Avenida Lola Beltrán, al norte de la ciudad, provocó caos y miedo entre los habitantes del sector. Artefactos ponchallantas fueron lanzados en las calles, intensificando la confusión.
Escenas de angustia se replicaron en la escuela primaria Luis Donaldo Colosio, ubicada en la Colonia 4 de Marzo, cerca de la Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO). Niños y niñas se tiraron al suelo, bajo los escritorios, esperando que los disparos cesaran y dejaran de retumbar en sus oídos.
Carlos Ugalde, padre de una estudiante de la primaria Luis Donaldo Colosio, expresó su frustración: «Y todavía quieren obligarnos a llevar a nuestros hijos a la escuela». Aunque ese día decidió no mandar a su hija, siguió los aterradores eventos a través de un grupo de chat de padres.
La Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC) ha declarado que existen «condiciones para continuar con las clases presenciales», tras 16 días de educación virtual impulsada por padres de familia preocupados por la inseguridad. Sin embargo, esta postura ha generado tensión entre la SEPyC y la comunidad escolar. Se han enviado oficios a directores y maestros para que regresen a las aulas y convoquen a los estudiantes.
«Nosotros nos hemos solidarizado con los padres, ellos están preocupados por nosotros también», afirmó Octavio Pelayo Escalante, director de la Escuela Secundaria Técnica 85, donde un grupo de padres se ha manifestado contra la reanudación de clases presenciales por temor a la violencia.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Sinaloa (CEDH) ha recibido quejas de padres de familia inconformes con la postura de las autoridades educativas de mantener la presencialidad, mientras que las escuelas cercanas a la balacera, como la primaria Miguel Castillo Cruz, tomaron medidas inmediatas para proteger a sus estudiantes. Los maestros suspendieron el recreo tras escuchar las sirenas de las patrullas, y poco después cancelaron las clases del día.
En medio del caos, Mariana, madre de dos hijos que estudian en la primaria Miguel Castillo Cruz, expresó su indignación: «Me da un coraje enorme que estas cosas sigan pasando. Mandé a mis hijos a la escuela y me sentí culpable, pero no debería ser así. Las autoridades no se están haciendo responsables. Esto es lo que tiene que pasar para que reaccionen».
Afortunadamente, la balacera en la colonia 5 de Marzo, que involucró a civiles y elementos de la Guardia Nacional, no dejó heridos ni detenidos, pero el daño psicológico y emocional persiste en los corazones de los estudiantes y maestros que vivieron el pánico de cerca.