Ayer, los países del G7 reafirmaron su apoyo a Ucrania con el anuncio de un préstamo de 50 mil millones de dólares para contrarrestar la ofensiva rusa. Al mismo tiempo, Washington se comprometió a respaldar a Kiev con un plan de seguridad para los próximos 10 años.
«Hemos llegado a un acuerdo político para brindar un apoyo financiero adicional a Ucrania de 50 mil millones de dólares al final de este año», anunció la primera ministra italiana, Georgia Meloni, cuyo país es anfitrión de la cumbre del G7 en el sur de Italia.
Meloni invitó al presidente Zelenski a una sesión especial sobre la guerra en Ucrania, en la que participaron los líderes de Estados Unidos, Joe Biden; Francia, Emmanuel Macron; Alemania, Olaf Scholz; Canadá, Justin Trudeau; Japón, Fumio Kishida; y Reino Unido, Rishi Sunak.
El Ministerio de Asuntos Exteriores ruso advirtió que los países del G7 enfrentarán medidas de represalia «dolorosas» por su decisión de prestar dinero a Ucrania utilizando los beneficios de las inversiones rusas congeladas.
El préstamo del G7 se respaldará con los intereses generados por los cerca de 325 mil millones de dólares en activos rusos congelados por los aliados occidentales tras la invasión de febrero de 2022.
La Unión Europea también participa en las discusiones, que se llevan a cabo en el lujoso resort de Borgo Egnazia, en la región de Apulia, como octavo miembro informal del grupo de democracias más ricas del mundo.
Paralelamente, Estados Unidos anunció un acuerdo de seguridad con Ucrania para los próximos 10 años, lo que Washington describe como una «poderosa señal» de su apoyo a largo plazo frente a la invasión rusa. Este acuerdo, similar al que Estados Unidos tiene con Israel, compromete a Washington a entrenar al Ejército ucraniano, proporcionar equipos de defensa, realizar ejercicios conjuntos y cooperar en la industria de defensa.
Asimismo, el G7 pidió oficialmente a Hamas que acepte la hoja de ruta para un alto el fuego en Gaza, anunciada en mayo por Biden.
La cumbre continuará hoy con la llegada de los presidentes de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, y de Argentina, Javier Milei.