Las autoridades, tras el incidente del domingo, inicialmente reportaron 10 fallecidos, pero más tarde revisaron la cifra. Se informó que el conductor perdió el control del autobús tras el ataque, lo que resultó en que cayera por un desfiladero en el distrito de Reasi, Jammu. Aunque las operaciones de rescate han concluido, el ejército y la policía indios están llevando a cabo una operación de búsqueda para localizar a los atacantes.
El primer ministro Narendra Modi ha estado monitoreando la situación y ha solicitado la mejor atención médica para los heridos. Manoj Sinha, el principal administrador de la región, prometió que los responsables del acto atroz serán castigados. Anunció una compensación de 1 millón de rupias para los familiares de los fallecidos y 50,000 rupias para los heridos.
El autobús estaba en ruta hacia el campamento base del famoso santuario hindú de Mata Vaishno Devi cuando fue atacado. Aunque nadie ha reclamado la responsabilidad del ataque, el jefe de policía del distrito, Mohita Sharma, sugirió que presuntos militantes emboscaron el autobús.
La región de Cachemira ha sido durante mucho tiempo un punto de conflicto entre India y Pakistán. Desde 1947, ambos países han librado dos guerras por el territorio de mayoría musulmana, que ambos reclaman. Desde 1989, la Cachemira administrada por India ha visto una insurgencia armada que ha cobrado muchas vidas.
El ataque ocurrió mientras Modi asumía su tercer mandato como primer ministro de la India. Las autoridades de Jammu revelaron los nombres de las víctimas, que incluyen al conductor del autobús, provenientes de los estados de Uttar Pradesh y Rajasthan. Dos de las víctimas eran niños.
Testimonios de algunos supervivientes describieron la terrible experiencia, con disparos continuos incluso después de que el autobús cayera al desfiladero. Políticos prominentes, como Amit Shah y Rahul Gandhi, expresaron su pesar y condenaron el ataque, destacando la necesidad de abordar la seguridad en la región.
Este trágico incidente evoca recuerdos de otro ataque en 2017, donde siete peregrinos hindúes perdieron la vida en un tiroteo en el distrito de Anantnag. La situación subraya los desafíos persistentes de seguridad en la región de Jammu y Cachemira.