La migración china a Estados Unidos ha alcanzado un ritmo récord, con 30,000 personas arrestadas por cruzar ilegalmente la frontera desde octubre. Esta cifra supera a los 24,000 inmigrantes chinos registrados durante todo el año fiscal 2023, según datos filtrados de la Patrulla Fronteriza.
Durante la administración Biden, ha habido un aumento significativo en la inmigración desde China. En el año fiscal 2021, solo se encontraron 342 inmigrantes chinos en la frontera. La cifra de 24,000 en 2023 supera el total de los diez años anteriores combinados.
La mayoría de los inmigrantes chinos están ingresando a través de la región fronteriza de San Diego, donde los agentes han quedado abrumados por la masiva afluencia. Esta tendencia ha suscitado preocupaciones de seguridad nacional, ya que la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) ha reducido el número de preguntas que sus procesadores deben hacer a los ciudadanos chinos de aproximadamente 40 a solo cinco, para manejar la creciente cantidad de personas cruzando ilegalmente.
Muchos migrantes destruyen o descartan sus pasaportes o tarjetas de identificación en el lado mexicano de la frontera, lo que dificulta la verificación de su identidad y país de origen por parte de la CBP y complica su deportación.
A diferencia de aquellos que huyen de persecuciones graves, muchos migrantes chinos parecen estar motivados por razones económicas. Una familia que cruzó la frontera hacia San Diego en abril comentó a The Post que no enfrentaban problemas inmediatos en su país de origen que los obligaran a solicitar asilo en Estados Unidos. Su viaje, que costó $75,000, siguió una ruta compartida en redes sociales, pasando por Tailandia y Turquía.
Los migrantes liberados de la custodia de la Patrulla Fronteriza son llevados en autobús a San Diego y dejados en una estación de tranvía local, donde son recibidos por hombres chinos que operan «taxis» informales. Estos hombres asisten a los recién llegados, que no hablan inglés y están desorientados, ofreciéndoles alojamiento y comida, y ayudándolos a contactar a sus familias.
La creciente afluencia de ciudadanos chinos también genera temores de seguridad, dado el historial del gobierno chino de infiltrarse en Estados Unidos. Existen múltiples investigaciones federales sobre espionaje chino, y un informe de septiembre pasado reveló que ciudadanos chinos han infiltrado bases militares y otros sitios sensibles en más de 100 ocasiones en los últimos años.
El 16 de mayo, el jefe interino de ICE, Patrick J. Lechleitner, expresó su preocupación por el repentino aumento de migrantes chinos y mencionó que el gobierno federal está en negociaciones con China para establecer vuelos regulares de deportación. «Esto plantea preocupaciones… quiénes son estos individuos y qué están haciendo», comentó Lechleitner.
El 30 de marzo, un vuelo de expulsión con capacidad para solo 14 pasajeros aterrizó en Shenyang, China, según Thomas Cartwright de Witness at the Border. Lechleitner afirmó que, aunque no es fácil, están trabajando para avanzar en las deportaciones.